La destitución de Pedro Castillo pone en evidencia la dificultad de definir los llamados «golpes de Estado» ya que todos se acusan mutuamente de haberlo realizado un golpe de Estado. El problema es que utilizamos categorías del siglo XX cuando los militares tomaban el poder por asalto, cerraban los parlamentos, proscribían, perseguían partidos y militantes, torturaban y asesinaban. Hoy todos dicen «respetar la legalidad», pero el problema no es jurídico, es político. Un Análisis de Pedro Brieger.
